martes, 12 de abril de 2011

E-Goverment

Los diputados fueron inventados en tiempos dónde el teléfono y las telecomunicaciones no existían. Los servicios de correo eran ineficientes y no confiables. Así el diputado iba a la gran ciudad con la gran responsabilidad y el gran honor de representar y darle voz a sus amados vecinos en las decisiones a tomar en el gran país.

Bajo estos términos, con la tecnología existente en nuestros días, es impensable la necesidad de estos susodichos diputados. Éstamos en la era de la ubiquidad, donde prácticamente cualquier persona puede ser escuchada por cualquier otro número de personas en el mundo (y viceversa).

No necesitamos diputados, simplemente necesitamos un sistema de comunicación basado en las nuevas tecnologías para tomar las decisiones de la ciudad-estado-país, desde la comodidad de nuestras casas o trabajos. (simplemente 300 diputados no me parece muy proporcional a 100 millones de ciudadanos... 0.000003 es lo que ellos representan del resto de nosotros)

Los senadores fueron requeridos por su sabiduría acerca del resultado de las decisiones del pasado. De ahi su nombre, de la raíz senectus, anciano. Siendo los ancianos los poseedores de la sabiduría y la experiencia en los pueblos.

Pero nuevamente, con sistemas de información capaces de indagar en nuestros pasados y generar información a partir de nuestros comportamientos y costumbres, así como de proveer estimaciones y simulaciones de nuestro futuro en base a datos del pasado, me hace pensar que el uso de 128 senadores para tomar y apoyar la toma de decisiones acerca del rumbo de 100 millones de personas está algo más que obsoleto.

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